
Esta vez disfrutamos recorriendo la senda que une Molinaseca con Riego de Ambrós pasando por Las Puentes de Malpaso. A cada repecho o roquedal le seguía un paseíllo llano por las verdes laderas, a veces escarchadas, lo cual hizo muy llevadero el camino. Castaños, encinas, quejigos, jara, retama… musgo, mucho musgo; líquenes, muchos líquernes.
Los puentes son una gran sorpresa en esos parajes recónditos y bellos. Bajar hasta los cauces de los ríos era una aventura, y la disfrutamos. El pueblo de Riego de Ambrós es una chulada. Y el parque al abrigo de la iglesia fue un lugar ideal para comer y compartir. Algunos no nos quisimos perder la gran era, que a modo de enorme mirador, ofrece un panorama bellísimo. Hemos disfrutado, nos ha gustado. ¡Qué cosinas hace Dios! ¡Chapó!
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